sábado, 1 de marzo de 2008

Una mente maravillosa


El otro día me tocó vender libros a una editorial en el club cultural Zayas.
No pensaba que iba a poder asistir a la presentación del libro protagonista y cual fue mi sorpresa verme sentada en la última fila escuchando a Carlos Blanco, autor de “mentes maravillosas que cambiaron la humanidad”. No sé si este chico de 21 años será en su día premio novel que aporte un gran descubrimiento a la humanidad, pero lo que sí sé es que Carlos Blanco es una de esas mentes maravillosas que cambian el mundo todos y cada uno de los días.

“Toda mente puede convertirse en maravillosa, justamente porque ser una mente maravillosa no se reduce a poseer un alto cociente intelectual, un don para las lenguas o una asombrosa capacidad de cálculo, sino a cuestionarse críticamente la realidad, lo que nos rodea, y atreverse a proponer ideas nuevas que hagan avanzar el pensamiento humano.”

Reflexionando acerca de lo que nos dijo Carlos a los que estábamos allí, una llega a la conclusión de que lo más grande que tiene el ser humano es precisamente eso; plantearse preguntas sobre cosas que todavía no sabemos o ignoramos. A lo largo de la historia los grandes pensadores han intentado dar respuestas a las grandes cuestiones que les superaban y actualmente el hombre tiene mucho más difícil no sólo dar esas respuestas sino incluso planteárselas.
El mundo está enfermo, padece los síntomas de la ignorancia y consecuente conformismo, y el problema precisamente está en no servirse de esa ignorancia para superarnos cada vez más a nosotros mismos, rompiendo esas barreras venciendo todo tipo de adversidades. Porque superar las adversidades es lo más propio del genio de las mentes maravillosas.
El hombre moderno no busca la trascendencia, no mira más allá des sus narices puesto que no le conviene y no le supone una conquista productiva. El hombre olvida que justo mirar a lo que nos supera nos hace cada vez más humanos y más libres porque la mente humana por su misma naturaleza siempre es capaz de ir más allá de lo que le es dado. Observar lo que nos supera es asombrarse ante la realidad, es caer en la verdad. Lo que nuestros sentidos pueden captar es una parte de la realidad pero no el todo y por eso, ahora más que nunca, el mundo necesita mentes maravillosas que sepan “mirar bien”, es decir , no solo ver lo visible sino también lo invisible de una misma realidad.
Por lo tanto todos podemos ser una de esas mentes maravillosas de las que habla Carlos. Siendo capaces de protagonizar cada uno de nosotros revoluciones en el pensamiento, en el desarrollo de la Ciencia, en nuestra visión del ser humano, de la sociedad y del mundo, dejando una huella propia en la Historia, una marca casi indeleble; si cada uno de nosotros respeta lo que le es propio, su propia naturaleza capaz de trascender lo que nos rodea y capaz de dar respuestas a las grandes preguntas.