Acabo de encontrarme con este artículo, muy bueno!
La estafa Madoff en los últimos días de 2008 ha sido el colofón negativo a un año terrible para los mercados y la industria financiera: el peor año de rentabilidad de bolsa desde la Gran Depresión del siglo XX ha sido incluso peor en los mercados de cedito, y la rentabilidad de los bonos soberanos ha caído hasta mínimos no conocidos desde la segunda guerra mundial.
A todo esto se ha sumado Madoff, que en vez de ser uno de los más reputados entre los hedge-funds, ha resultado ser en realidad una gigantesca estafa piramidal que estafó 50.000 millones de dólares a inversores.
Aunque las preguntas que se deben hacer son ¿cómo ha podido pasar esto? y ¿quiénes o qué instituciones no han cumplido sus supuestas funciones de supervisión?, me gustaría centrarme hoy en otros aspectos que considero importantes en esta estafa.
La semana pasada, en un excelente resumen de la cadena CNN acerca del caso Madoff, me llamó la atención que había varias personas que habían invertido todos sus ahorros en productos gestionados (teóricamente) por Bernie Madoff. Incluso un ejemplo sangrante era el de una inversora que tenía una aversión a la pobreza tan grande que se había convertido en una fobia tratada psicológicamente: el tratamiento propuesto fue que ahorrase en productos absolutamente seguros ya que al crecer sus ahorros su fobia disminuiría. Su problema es que puso todos esos ahorros en mano de la persona equivocada.
Lo que me sorprende no es que tuviese miedo a la pobreza, todos lo tenemos en mayor o menor medida y más aún en la actual situación económica, sino que no diversificara en absoluto.
Si me permiten un primer consejo, este sería que diversifiquen, por favor. No voy a recomendar que tengan una cartera con diferentes porcentajes de bolsa, bonos e inmuebles dependiendo de su perfil de riesgo, ya que hoy en día muchos ahorradores lo que quieren no es incrementar sus ahorros sino no perderlos. Y lo mejor para eso es no poner todo su dinero en un solo activo financiero, en una sola institución o en un solo producto financiero. Contraten varios, aunque sea varias cuentas corrientes remuneradas. Así, aunque no puedan evitar una estafa o una quiebra, por lo menos protegerán una parte importante de su patrimonio.
Otra idea que me parece importante subrayar es que a mayor rentabilidad, mayor riesgo. Este principio básico lo olvidamos muchas veces en las que creemos que hemos encontrado un nuevo paradigma financiero, pero en todas las ocasiones el riesgo existe y lo único que sucede es que tarda más en mostrarse.
Por último, otro consejo: no compren nunca nada que no entiendan. Si no les dan una respuesta sencilla a la pregunta de cómo se supone que va a obtener la rentabilidad un producto, no lo compren. Muchas veces las respuestas oscurantistas o muy complicadas lo único que esconden son comisiones ocultas que aumentan su riesgo o menoscaban las posibilidades de obtener las rentabilidades lógicas al nivel de riesgo del producto. Lo que mejor funciona a largo plazo es lo más sencillo.
Ignacio Rodríguez Añino, responsable de M&G Investments en España
La estafa Madoff en los últimos días de 2008 ha sido el colofón negativo a un año terrible para los mercados y la industria financiera: el peor año de rentabilidad de bolsa desde la Gran Depresión del siglo XX ha sido incluso peor en los mercados de cedito, y la rentabilidad de los bonos soberanos ha caído hasta mínimos no conocidos desde la segunda guerra mundial.
A todo esto se ha sumado Madoff, que en vez de ser uno de los más reputados entre los hedge-funds, ha resultado ser en realidad una gigantesca estafa piramidal que estafó 50.000 millones de dólares a inversores.
Aunque las preguntas que se deben hacer son ¿cómo ha podido pasar esto? y ¿quiénes o qué instituciones no han cumplido sus supuestas funciones de supervisión?, me gustaría centrarme hoy en otros aspectos que considero importantes en esta estafa.
La semana pasada, en un excelente resumen de la cadena CNN acerca del caso Madoff, me llamó la atención que había varias personas que habían invertido todos sus ahorros en productos gestionados (teóricamente) por Bernie Madoff. Incluso un ejemplo sangrante era el de una inversora que tenía una aversión a la pobreza tan grande que se había convertido en una fobia tratada psicológicamente: el tratamiento propuesto fue que ahorrase en productos absolutamente seguros ya que al crecer sus ahorros su fobia disminuiría. Su problema es que puso todos esos ahorros en mano de la persona equivocada.
Lo que me sorprende no es que tuviese miedo a la pobreza, todos lo tenemos en mayor o menor medida y más aún en la actual situación económica, sino que no diversificara en absoluto.
Si me permiten un primer consejo, este sería que diversifiquen, por favor. No voy a recomendar que tengan una cartera con diferentes porcentajes de bolsa, bonos e inmuebles dependiendo de su perfil de riesgo, ya que hoy en día muchos ahorradores lo que quieren no es incrementar sus ahorros sino no perderlos. Y lo mejor para eso es no poner todo su dinero en un solo activo financiero, en una sola institución o en un solo producto financiero. Contraten varios, aunque sea varias cuentas corrientes remuneradas. Así, aunque no puedan evitar una estafa o una quiebra, por lo menos protegerán una parte importante de su patrimonio.
Otra idea que me parece importante subrayar es que a mayor rentabilidad, mayor riesgo. Este principio básico lo olvidamos muchas veces en las que creemos que hemos encontrado un nuevo paradigma financiero, pero en todas las ocasiones el riesgo existe y lo único que sucede es que tarda más en mostrarse.
Por último, otro consejo: no compren nunca nada que no entiendan. Si no les dan una respuesta sencilla a la pregunta de cómo se supone que va a obtener la rentabilidad un producto, no lo compren. Muchas veces las respuestas oscurantistas o muy complicadas lo único que esconden son comisiones ocultas que aumentan su riesgo o menoscaban las posibilidades de obtener las rentabilidades lógicas al nivel de riesgo del producto. Lo que mejor funciona a largo plazo es lo más sencillo.
Ignacio Rodríguez Añino, responsable de M&G Investments en España